viernes, 11 de septiembre de 2009

LA EDUCACIÓN EN VALORES

Una educación centrada en los valores es una educación centrada en el ser humano, pues el ser humano está llamado, por su mismo ser, a la realización de valores. Es bien sabido que en las aulas de los últimos tiempos lo que prevalecía era sobre todo el saber científico y la preparación profesional, sin tener en cuenta los fines de la ciencia ni de la profesión.


La ética constituía una materia más dentro del sistema, pero este no se ha entendido como una articulación de contenidos y métodos hacia un fin humano, sino hacia el progreso socio-cultural y económico de los pueblos.

Las profundas crisis que afectan a la humanidad han venido a desengañarnos y a hacernos caer en la cuenta de que es preciso proponernos una educación en valores bien planificada y con metodologías adecuadas si se desea conseguir objetivos específicos en este campo.

La educación en valores es esencial porque estos forman parte del núcleo de la personalidad y porque el crecimiento humano y la madurez afectiva de la persona dependen de los valores que se vayan realizando en la vida.

La violencia que estamos viviendo hoy en todos los ámbitos y niveles sociales, incluidos la familia y la escuela, ha hecho sonar todas las alarmas: “Es preciso actuar ya”, escuchamos con frecuencia. Se impone lo que se ha denominado el “rearme moral”. Pero este rearme no será posible sin una educación que entienda a la formación integral de la persona para que llegue a ser la existencia de adultos y adultas con madurez afectiva, conscientes, responsables y comprometidas con auténticos valores. Para conseguir el bienestar personal y social que tanto deseamos y necesitamos es una educación autentica, comenzando por la conciencia de nuestra dignidad y los derechos inalienables que corresponda a esa dignidad.

La ética

Si bien lo indica el Diccionario de la Real Academia, ética es “el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana”. Es un conjunto de principios que proporcionan herramientas para enjuiciar una situación o un acto y decidir lo correcto de lo incorrecto.

Hoy vivimos una grave crisis mundial de valores, a la inmensa mayoría de la humanidad le resulta difícil saber lo que es correcto y lo que no lo es. Ese oscurecimiento del horizonte ético redunda en una enorme inseguridad en la vida y en una permanente tensión en las relaciones sociales, que tienden a organizarse más alrededor de intereses particulares que en torno al derecho y la justicia. Este hecho se agrava aún más por causas de la propia lógica dominante de la economía y del mercado, que se rige por la competencia, la cual crea oposiciones y exclusiones y no por la cooperación que armoniza e incluye. Con ello se dificulta el encuentro de estrellas guías y de puntos de referencias comunes, importantes para las conductas personales y sociales.

Religión y razón: fuentes de la ética

El estudio de la historia revela que hay dos fuentes que orientaron y siguen orientando ética y moralmente a las sociedades hasta nuestros días: las religiones y la razón.

Las religiones continúan siendo los nichos de valor privilegiados para la mayoría de la humanidad. La religión es una fuerza fundamental, quizá la fuerza fundamental, que motiva y moviliza a la gente… lo que en último análisis cuenta para las personas no es la ideología política ni el interés económico; aquello con que las personas se identifican son las convicciones religiosas, la familia y los credos.
Todo hombre y toda mujer en sentido general, son y nacen humanos al tener razón y sentimientos. Sin embargo, en sentido más profundo, llegar a ser humano es todo un proyecto al cual podemos aspirar luego de involucrarnos en un proceso de socialización que empieza con la educación en la familia, la escuela, los amigos, medios de comunicación, organizaciones sociales y ambiente social entre otros. Los cuales nos conllevan a identificarnos con nuestra comunidad, nuestro interior como personas y asumir responsabilidades a nivel legal.


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